Cada día nos vemos envueltos y expuestos a infinidad de inputs y estímulos externos que nos obligan, de alguna manera, a tomar decisiones inmediatas e impulsivas, atendiendo necesidades externas a nosotros, sin preguntarnos:
“¿Para qué estoy viviendo esta experiencia?”
No nos tomamos el tiempo suficiente para encontrar la respuesta a nuestros problemas, en nosotros, a conectar con nuestro yo más profundo y encontrar nuestra sabiduría.
Pocas veces nos damos la oportunidad de experimentar nuevas opciones, nuevas formas de hacer las cosas de manera diferente. Incluso a cuestionarnos nuestras propias creencias.